ASOCIACION JUBILADOS DE CAJA CANTABRIA


2018_10 Viaje a las Médulas

VIAJE A LAS MÉDULAS
Excursión a la comarca del Bierzo.
Días 17 y 18 de octubre de 2017.

CRÓNICA DE LA EXCURSIÓN 
Con un pronóstico de cierta inestabilidad atmosférica, a las ocho de la mañana del 17 de octubre de 2018, un grupo de 33 socios y acompañantes, salimos de Santander hacia la comarca leonesa de El Bierzo. Tras una parada técnica para desayunar cerca de Osorno, a la una y media llegamos al Palacio de Canedo, situado en la localidad del mismo nombre, cerca de Cacabelos.

El Bierzo se le conoce como la “Entrada al Paraíso”. Se encuentra en la parte noroeste de la provincia de León. Entre la meseta castellana y los montes de Galicia, rodeado de montañas que dicen los mayores que “las que no dan vino dan castañas”.

Pese a la niebla que nos había acompañado durante el trayecto, Canedo nos recibió con un precioso día de sol, que aprovechamos para realizar una visita guiada por las instalaciones del Palacio-Bodega que José Luis Prada (el de Prada a Tope) ha restaurado con mucho mimo y detalle. El Palacio de Canedo es un monumento catalogado como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León. Lleva más de tres siglos dando vida a la tierra que lo rodea, especialmente viñedos. Del vino vivían los Señores de Canedo, que elaboraban, criaban y almacenaban en la bodega del propio Palacio.  

Actualmente en el Palacio además de vino se elaboran aguardientes, mermeladas, castañas en orujo y otras conservas con productos de la zona. Algunas de estas elaboraciones tuvimos la ocasión de degustar en la comida que nos sirvieron en el restaurante, en la que no pudo faltar el famoso botillo berciano, que dada su contundencia nos dejó el estómago más que satisfecho. Además de comer dimos buena cuenta de los vinos de Prada a Tope que nos sirvieron generosamente. 

Todos salimos del Palacio encantados con la visita y la comida, así como el trato y la profesionalidad de sus empleados. 

Ya por la tarde en el autobús nos dirigimos hasta Ponferrada, la capital de El Bierzo, para visitar el recién restaurado Castillo de los Templarios que dado a su gran tamaño, sus altas torres y recovecos nos tuvo un buen rato caminando y subiendo escaleras que nos vino de maravilla para bajar la comida. Los más intrépidos subimos hasta la torre más alta desde donde se tenía una bonita vista sobre el río Sil y se divisaba una parte del centro histórico de la ciudad.

Acabada la visita del Castillo nos dirigimos en autobús al Hotel Aroi Ponferrada, donde íbamos a pernoctar, para acomodarnos en las habitaciones correspondientes y descansar un poco, muy poco ya que al poco de instalarnos fuimos accediendo de forma escalonada andando hasta el centro histórico donde cenamos en el Restaurante La Violeta, situado en la Plaza del Ayuntamiento, un menú más o menos ligerito. Acabada la cena, volvimos andando al Hotel para descansar por fin después de un día bastante ajetreado.

Con el fin de iniciar otro día de cierta actividad, tomamos un buen desayuno en el Hotel y nos dirigimos seguidamente hasta Las Médulas, que era verdaderamente el destino principal de esta excursión. Igual que el día anterior, todo el trayecto nos acompañó la niebla impidiéndonos observar desde las ventanillas del autobús los curiosos paisajes de esta comarca berciana. Al llegar a nuestro destino otra vez tuvimos suerte y lucía un sol estupendo que nos acompañó durante toda la visita a este maravilloso parque.

Tal y como nos fue narrando nuestra guía Rosa, Las Médulas es el resultado de una explotación minera de los romanos que estuvieron sacando oro durante cerca de 200 años, utilizando un sistema de “ruina montium”, es decir mediante la fuerza del agua proveniente de los riachuelos de los alrededores, debidamente canalizada y controlada, provocaban el desmonte de la tierra aurífera que era arrastrada hasta los lavaderos donde se conseguía separar el poco oro que contenía dicha tierra. Realmente, nos parecía mucho trabajo para obtener un poco de este apreciado mineral, ya que de cada tonelada de tierra se obtenía unos 3 gramos de oro.

En el paseo de tres kilómetros que recorrimos dentro de este parque (Patrimonio de la Humanidad) disfrutamos de un paisaje precioso con los farallones que han quedado después de la explotación minera de un color pardo rojizo rodeados todos ellos por una nutrida vegetación en la que destacan los castaños, muchos de ellos centenarios, con bellas formas en sus troncos. Algunos apañamos unas castañas de las miles que había por el camino.

Rosa, la guía, combinó su experto conocimiento del parque con numerosas anécdotas que hicieron la visita muy amena. Creo que todos en general quedamos encantados con la excursión.

Al mediodía bajamos al cercano pueblo de Carucedo donde saboreamos una copiosa comida casera en el Restaurante El Castro que finalizó con unos chupitos, que alguno repetimos, de un licor de la zona llamado Cuturrús que es un aguardiente de orujo, impregnado de avellanas, almendras y nueces, que se mezclan con más de cuarenta hierbas olorosas y medicinales, como el romero, el endrino y el tomillo.

Para finalizar la excursión, y antes de subirnos al autobús para la vuelta a casa, dimos un paseo hasta el cercano lago de Carucedo, formado de forma artificial por los sedimentos de la explotación de Las Médulas, y que ha formado un precioso paraje.

Pese a la falta de acompañamiento en los intentos de unas canturriadas, que una parte de los viajeros tratamos de echar en el autobús, con un buen sabor de boca ybastante cansados, sobre las diez de la noche llegamos a Santander.


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