ASOCIACIÓN DE JUBILADOS DE CAJA CANTABRIA
EXCURSIÓN A LA ZONA OCCIDENTAL DE CANTABRIA
El pasado 19 de noviembre varios miembros de esta Asociación de Jubilados de Caja Cantabria realizamos una visita a la Zona más occidental de Cantabria.
A las 8 y media de la mañana, un total de 50 personas (37 socios) la mayoría en autobús, iniciábamos un viaje para realizar una serie de visita programadas:
En primer lugar, nos dirigimos hacia Cades
(pequeña localidad del municipio de Herrerías en el Valle del Nansa) para realizar una visita guiada a su restaurada Ferrería. Allí nos esperaba Marián quien con sus excelentes explicaciones nos introdujo en el conocimiento de las “industrias” del siglo XVIII, principalmente en las ferrerías y los molinos harineros. La visita consistió en la descripción de las estancias dedicadas a almacenes y lo que es propiamente el taller donde con la fuerza del agua se consigue que funcionen tanto dos grandes fuelles que consiguen mantener el fuego a más de 1000 grados para que el mineral de hierro se ponga al rojo vivo. Igualmente, el agua que cae hace que se accione un enorme martillo que se utiliza para quitar la escoria del mineral mediante un golpeo constante, mientras los ferrones van moviendo citado mineral hasta conseguir un “tocho” de hierro puro de unos 60 kilos de peso. Este tocho es vendido a los herreros para que en las fraguas fabriquen todo tipo de herramientas, armas, etc.
Seguidamente, nos desplazamos hasta la
Cueva de El Soplao, donde Sandra, nos fue guiando a través del recorrido de esta espectacular cueva, descubierta a principios del siglo XX con motivo de la explotación de las minas de La Florida, es considerada una de las grandes maravillas de la geología, pues atesora un auténtico paraíso de la espeleología (excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, dientes de perro, etc.)."El Soplao" es un término minero alusivo al aire que se percibe al calar una galería desde otra con menos oxígeno, de ahí el nombre de la cavidad.
Al mediodía, llegamos a la localidad marinera de San Vicente de la Barquera, en donde degustamos una copiosa comida casera en el Bar Restaurante Puente de la Mata. Donde destacaba un generoso Cocido Montañés y un típico Sorropotún (guiso marinero de patatas con bonito). A los postres, se entregó una placa conmemorativa a nuestro querido compañero Luis Gobantes Ruiz de Gopegui al ser el socio más antiguo que acudió a citada comida y que todavía no había recibo este homenaje.
Ya por la tarde, teníamos reservada una visita guiada por San Vicente, pero las inclemencias del tiempo nos obligaron a resguardarnos en la preciosa iglesia de Santa María de Los Angeles, que corona el promontorio central de la localidad. Se trata de una iglesia gótica de grandes dimensiones, con tres naves bastante amplias, siendo la central más ancha y un poco más alta que las laterales. Según documentos conservados, el rey Alfonso VIII pidió a su secretario Miguel, en el año 1210, que cuidara de la edificación y mantenimiento de la nueva iglesia de San Vicente de la Barquera. El grueso principal de la iglesia quedó finalizado en el siglo XIV. Debido a obras de restauración no pudimos contemplar el sepulcro renacentista del inquisidor Antonio del Corro, realizado en mármol, similar al sepulcro de “El Doncel” de Sigüenza.
Ya totalmente de noche, descendimos bajo la lluvia por la calle junto al castillo hasta el puente del puerto y rápidamente nos dirigimos hasta la Estación de Autobuses donde nos esperaba el que nos devolvía hasta Santander, donde llegamos a las 19:30 horas, una vez más, contentos a pesar de la lluvia que nos impidió disfrutar de la tarde en la Villa de San Vicente.










































